miércoles, 29 de septiembre de 2010

La flaca Ingrid

La llamada Operación Fénix fue un acto terrorista de carácter imperial ejecutado por los gobiernos y fuerzas armadas coordinadas de Colombia y EEUU. Culminó a las 00.25 hs del 1° de marzo del 2008 con el bombardeo del territorio ecuatoriano de Angostura y la muerte del comandante Raúl Reyes de las FARC, otros 20 combatientes a sus órdenes y los estudiantes mexicanos Soren Ulises Avilés Ángeles, Fernando Franco Delgado, Juan González del Castillo y Verónica Natalia Velásquez Ramírez. Su objetivo fue atentar contrar el proceso de liberación incondicional de rehenes impulsado por la guerrilla colombiana junto a un cuerpo diplomático representativo de todas las fuerzas políticas y sociales latinoamericanas comprometidas con la solución pacífica y negociada del conflicto.
La campaña mediática montada para justificar el ataque ante la opinión pública internacional puso énfasis en las supuestas condiciones inhumanas a las que estaban sometidos los prisioneros de las FARC. En particular, se difundió la siguiente fotografía:


Atento a la guerra desinformativa empleada para desprestigiar a los ejércitos populares de liberación, por aquellos días se me ocurrió mirar detenidamente la foto. "Aquí hay gato encerrado", pensé. Me llamaron la atención la belleza cuidada del cabello, la pulsera artesanal, el ambiente sereno de la toma. En semejante contexto, su notoria delgadez no parecía ser el producto brutal de una hambruna infligida por crueles secuestradores, sino más bien una característica individual, estilizada en todo caso por el trajín amazónico de los campamentos revolucionarios. Tras la espectacularidad de su rescate pude comprobar mis sospechas:

jueves, 16 de septiembre de 2010

Claridad


Creo que la Revolución Cubana dignificó a nuestro país y a los cubanos. Y que el Gobierno Revolucionario ha sido el mejor gobierno de nuestra Historia.

Sí: antes de la Revolución La Habana estaba mucho más pintada, los baches eran raros y uno caminaba calles y calles de tiendas llenas e iluminadas. Pero, ¿quiénes compraban en aquellas tiendas? ¿Quiénes podían caminar con verdadera libertad por aquellas calles? Por supuesto, los que "tenían con qué" en sus bolsillos. Los demás, a ver vidrieras y a soñar, como mi madre, como nuestra familia, como la mayoría de las familias cubanas. Por aquellas avenidas fabulosas sólo se paseaban los "ciudadanos respetables", bien considerados en primer lugar por su aspecto. Los harapientos, los mendigos, casi todos negros, tenían que hacer rodeos, porque cuando un policía los veía en alguna calle "decente", a palos los sacaban de allí.

Esto lo vi con mis propios ojos de niño de 7 u 8 años y lo estuve viendo hasta que cumplí 12, cuando triunfó la Revolución.

En la esquina de mi casa había dos bares, en uno de ellos, a veces, en vez de cenar, nos tomábamos un batido. En varias ocasiones pasaron marines, cayéndose de borrachos, buscando prostitutas y metiéndose con las mujeres del barrio. A un joven vecino nuestro, que salió a defender a su hermana, lo tiraron al suelo, y cuando llegó la policía ¿con quién creen que cargaron? ¿Con los abusadores? Pues no. A patadas por los fondillos se llevaron a aquel joven universitario que, lógicamente, después se destacaba en las tánganas estudiantiles.

Ahí están las fotos de un marine meando, sentado en la cabeza de la estatua de Martí, en el Parque Central de nuestra Capital.

Eso era Cuba, antes del 59. Al menos así eran las calles de la Centrohabana que yo viví a diario, las del barrio de San Leopoldo, colindante con Dragones y Cayo Hueso. Ahora están destruidas, me desgarra pasar por allí porque es como ver las ruinas de mi propia infancia. Lo canto en "Trovador antiguo". ¿Cómo pudimos llegar a semejante deterioro? Por muchas razones. Mucha culpa nuestra por no haber visto los árboles, embelesados con el bosque, pero culpa también de los que quieren que regresen los marines a vejar la cabeza de Martí.

Estoy de acuerdo en revertir los errores, en desterrar el autoritarismo y en construir una democracia socialista sólida, eficiente, con un funcionamiento siempre perfectible, que se garantice a sí misma. Me niego a renunciar a los derechos fundamentales que la Revolución conquistó para el pueblo. Antes que nada, dignidad y soberanía, y asimismo salud, educación, cultura y una vejez honorable para todos. Quisiera no tener que enterarme de lo que pasa en mi país por la prensa de afuera, cuyos enfoques aportan no poca confusión. Quisiera que mejoraran muchas cosas que he dicho y otras que no.

Pero, por encima de todo, no quiero que regrese aquella ignominia, aquella miseria, aquella falsedad de partidos políticos que cuando tomaban el poder le entregaban el país al mejor postor. Todo aquello sucedía al tibio amparo de la Declaración de los Derechos Humanos y de la Constitución de 1940. La experiencia pre-revolucionaria cubana y la de muchos otros países demuestra lo que importan los derechos humanos en las democracias representativas.

Muchos de los que hoy atacan la Revolución, fueron educados por ella. Profesionales emigrados, que comparan forzadamente las condiciones ideales de "la culta Europa", con la hostigada Cuba. Otros, más viejos, quizá algúna vez llegaron a "ser algo" gracias a la Revolución y hoy se pavonean como ideólogos pro capitalistas, estudiosos de Leyes e Historia, disfrazados de humildes obreros. Personalmente, no soporto a los "cambiacasacas" fervorosos; esos arrepentidos, con sus cursitos de marxismo y todo, que eran más papistas que el Papa y ahora son su propio reverso. No les deseo mal, a nadie se lo deseo, pero tanta inconsistencia me revuelve.

La Revolución, como Prometeo (le debo una canción con ese nombre), iluminó a los olvidados. Porque en vez de decirle al pueblo: cree, le dijo: lee. Por eso, como al héroe mitológico, quieren hacerle pagar su osadía, atándola a una remota cumbre donde un buitre (o un águila imperial) le devore eternamente las entrañas. Yo no niego los errores y los voluntarismos, pero no sé olvidar la vocación de pueblo de la Revolución, frente a agresiones que han usado todas las armas para herir y matar, así como los más poderosos y sofisticados medios de difusión (y distorsión) de ideas.

Jamás he dicho que el bloqueo tiene toda la culpa de nuestras desgracias. Pero la existencia del bloqueo no nos ha dado nunca la oportunidad de medirnos a nosotros mismos.

A mí me gustaría morir con las responsabilidades de nuestras desdichas bien claritas.

Por eso invito a todos los que aman a Cuba y desean la dignidad de los cubanos, a gritar conmigo ahora, mañana, en todas partes: ¡Abajo el bloqueo!  



Silvio Rodríguez Domínguez
La Habana, 13 de Septiembre de 2010
(publicado en Granma Internacional)




martes, 14 de septiembre de 2010

Carta de Danny


El Presidente Obama debería perdonar a Gerardo Hernández y a los otros miembros de los Cinco Cubanos. Ellos eran soldados de primera línea en el combate contra el terrorismo. Pero en lugar de utilizar la información que ellos recopilaron para arrestar a las personas que estaban llevando a cabo atentados contra civiles, el FBI arrestó a esos cinco hombres. Por otro lado, los que cometieron esos actos tales como Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, caminan libres por Miami y organizan cenas para recaudar fondos allí.

Textual:

“President Obama should pardon Gerardo Hernandez and the other members of the Cuban 5. They were front line soldiers in the fight against terrorism. But instead of using the information they gathered to arrest people carrying out bombings of civilians, the FBI arrested these five men. The bombers such as Luis Posada Carriles and Orlando Bosch on the other hand, walk the streets of Miami and hold fund raising dinners there”


Danny Glover 


Actores y Artistas Unidos por la Libertad de los Cinco Cubanos:

Edward Asner
Jackson Browne
Ry Cooder
James Cromwell
Mike Farrell
Bruria Finkel
Richard Foos
Danny Glover
Elliott Gould
Chrissie Hynde
Greg Landau
Francisco Letelier
Esai Morales
Graham Nash
Bonnie Raitt
Susan Sarandon
Pete Seeger
Martin Sheen
Betty Sheinbaum
Stanley K. Sheinbaum
Andy Spahn
Oliver Stone
Haskell Wexler

sábado, 4 de septiembre de 2010

Diario de Guerra

Tras un buen tiempo dedicado a recuperase físicamente, Fidel Castro volvió a compartir sus ideas en público. Fue ayer viernes en las escalinatas de las Universidad de La Habana y frente a miles de estudiantes. De pie, pronunció un discurso de 45 minutos dedicados fundamentalmente a prevenirnos desde su experiencia sobre las consecuencias catastróficas que podría signficar la prolongación del conflicto armado en medio oriente. Como consta en sus últimos discursos, dijo: “A lo largo de más de tres meses de incesante batallar me esforcé modestamente por divulgar ante un mundo inadvertido los terribles peligros que amenazan la vida humana en nuestro planeta”, y agregó: “Hoy enfrentamos dos grandes desafíos: la consolidación de la paz mundial y salvar el planeta del cambio climático”.
Así fue como Clarín.com encabezó de inmediato la noticia de su reaparición: “Tras una larga ausencia, Fidel habló ante una multitud y defendió el plan nuclear iraní”. Tal como se publicó en la edición impresa de hoy sábado 4/9/10, en este mismo momento se puede leer el siguiente titular: “Fidel apoya a Irán en su primer discurso público en 4 años”.
Un diario que titula de esta manera es un medio que trabaja en forma descarada para legitimar la invasión norteamericana y europea en Asia y a favor de las compañías interesadas en el negocio de la guerra. Es lo que se dice un peligro.


Hay más de 550 millones de armas de fuego alrededor del mundo.
Una por cada doce personas sobre el planeta.
La única pregunta es:
“¿Cómo armamos a las otras once?”.
La respuesta es:
“Propagando la guerra mediante diarios como el Clarín de Argentina”