Hay diarios mentirosos –como Clarín– que apoyaron
la invasión de Libia, y son malos. Hay diarios reaccionarios –como La Nación– que
apoyaron la invasión de Libia, y son muy malos. Hay muchos diarios mentirosos y
reaccionarios –como Clarín y Nación– que hoy apoyan la invasión de Siria, y son
pésimos. Pero hay diarios progresistas –como
Página 12– sirviendo igualmente de apoyo a las guerras imperiales. Esos son los imprescindibles.
martes, 31 de julio de 2012
domingo, 29 de julio de 2012
Manifiesto del Eco Socialismo
por Joel Kovel y Michael Löwy
1. Introducción
La idea de este manifiesto ecosocialista fue lanzada en conjunto por Joel Kovel y Michael Löwy en un taller sobre ecología y socialismo celebrado en Vincennes, cerca de París, en septiembre de 2001. Todos sufrimos de un caso crónico de la paradoja de Gramsci, al vivir en un tiempo cuyo viejo orden está muriendo (arrastrando a la civilización consigo) mientras el orden nuevo no parece capaz de nacer. Pero al menos puede anunciarse. La sombra más profunda que se cierne sobre nosotros no es el terror, el colapso ambiental, ni la recesión o depresión global. Es el fatalismo internalizado que afirma que no existe alternativa posible al orden mundial capitalista. Por eso quisimos poner un ejemplo de un tipo de discurso que niega deliberadamente el ánimo actual de transigencia angustiada y aceptación pasiva.
El ecosocialismo no es aún un fantasma, ni está plasmado en ningún partido o movimiento concreto. Sólo es una línea de razonamiento, basada en una lectura de la crisis actual y las condiciones necesarias para superarla. No pretendemos ser omniscientes. Lejos de ello, nuestro objetivo es invitar al diálogo, al debate, a la enmienda, sobre todo, en el sentido de cómo esta noción puede realizarse. Innumerables focos de resistencia surgen espontáneamente a través de la caótica ecumene del capital global. Muchas son inmanentemente ecosocialistas en contenido. ¿Cómo pueden reunirse? ¿Podemos imaginar una "internacional ecosocialista"? ¿Puede el fantasma llegar a existir? Con ese fin, convocamos al debate.
En suma, el sistema capitalista mundial está en una bancarrota histórica. Se ha convertido en un imperio incapaz de adaptarse, cuyo propio gigantismo deja al descubierto su debilidad subyacente. Es, en términos ecológicos, profundamente insustentable y debe ser cambiado de manera fundamental, y mejor aun, reemplazado, si ha de existir un futuro digno de vivirse.
El ecosocialismo mantiene los objetivos emancipatorios del socialismo de primera época y rechaza tanto las metas reformistas, atenuadas, de la socialdemocracia, como las estructuras productivistas de las variantes burocráticas de socialismo. En cambio, insiste en redefinir tanto la vía como el objetivo de la producción socialista en un marco ecológico. Lo hace específicamente con respecto a los "límites del crecimiento" esenciales para la sustentabilidad de la sociedad. Estos se adoptan, sin embargo, no en el sentido de imponer escasez, privación y represión. El objetivo, por el contrario, consiste en una transformación de las necesidades y un cambio profundo hacia la dimensión cualitativa, alejándose de la cuantitativa. Desde el punto de vista de la producción de mercancías, esto se traduce en una valorización de los valores de uso por sobre los valores de cambio -un proyecto de vasto significado, que se funda en la actividad económica directa.
1. Introducción
La idea de este manifiesto ecosocialista fue lanzada en conjunto por Joel Kovel y Michael Löwy en un taller sobre ecología y socialismo celebrado en Vincennes, cerca de París, en septiembre de 2001. Todos sufrimos de un caso crónico de la paradoja de Gramsci, al vivir en un tiempo cuyo viejo orden está muriendo (arrastrando a la civilización consigo) mientras el orden nuevo no parece capaz de nacer. Pero al menos puede anunciarse. La sombra más profunda que se cierne sobre nosotros no es el terror, el colapso ambiental, ni la recesión o depresión global. Es el fatalismo internalizado que afirma que no existe alternativa posible al orden mundial capitalista. Por eso quisimos poner un ejemplo de un tipo de discurso que niega deliberadamente el ánimo actual de transigencia angustiada y aceptación pasiva.
El ecosocialismo no es aún un fantasma, ni está plasmado en ningún partido o movimiento concreto. Sólo es una línea de razonamiento, basada en una lectura de la crisis actual y las condiciones necesarias para superarla. No pretendemos ser omniscientes. Lejos de ello, nuestro objetivo es invitar al diálogo, al debate, a la enmienda, sobre todo, en el sentido de cómo esta noción puede realizarse. Innumerables focos de resistencia surgen espontáneamente a través de la caótica ecumene del capital global. Muchas son inmanentemente ecosocialistas en contenido. ¿Cómo pueden reunirse? ¿Podemos imaginar una "internacional ecosocialista"? ¿Puede el fantasma llegar a existir? Con ese fin, convocamos al debate.
2. Manifiesto
El siglo XXI se inicia de manera catastrófica, con un grado
sin precedentes de deterioro ecológico y un orden mundial caótico, amenazado
por el terror y por conglomerados de guerra desintegradora, de baja intensidad,
que se extienden como gangrena a través de amplios segmentos del planeta
-África Central, Medio Oriente, Asia Central y del Sur y noroeste de
Sudamérica- y reverberan a través de las naciones.
En nuestra visión, la crisis ecológica y la crisis de
deterioro social están profundamente interrelacionadas y deben ser vistas como
distintas manifestaciones de las mismas fuerzas estructurales. La primera se
origina ampliamente en la industrialización rampante que desborda la capacidad
de la Tierra para amortiguar y contener la desestabilización ecológica. La
segunda se deriva de la forma de imperialismo conocida como globalización, con
efectos desintegradores en las sociedades que encuentra a su paso. Más aun,
estas fuerzas subyacentes son esencialmente aspectos diferentes de una misma
corriente, que debe ser identificada como la dinámica central que mueve a la
totalidad: la expansión del sistema capitalista mundial.
Rechazamos todos los eufemismos o la suavización
propagandística de la brutalidad de este régimen: todo intento de lavado verde
de sus costos ecológicos, toda mistificación de sus costos humanos en nombre de
la democracia y los derechos humanos. Insistimos, por el contrario, en mirar al
capital desde la perspectiva de lo que realmente ha hecho.
Actuando sobre la naturaleza y su equilibrio ecológico, el
régimen, con su imperativo de expansión constante de la rentabilidad, expone
los ecosistemas a contaminantes desestabilizadores; fragmenta hábitats que han
evolucionado durante eones para permitir el florecimiento de los organismos,
despilfarra los recursos y reduce la sensual vitalidad de la naturaleza al frío
intercambio requerido por la acumulación de capital.
En lo concerniente a la humanidad y sus demandas de
autodeterminación, comunidad y una existencia plena de sentido, el capital
reduce a la mayoría de la población mundial a mero reservorio de fuerza de
trabajo, mientras descarta a muchos de los restantes como lastre inútil. Ha
invadido y erosionado la integridad de las comunidades a través de su cultura
global de masas de consumismo y despolitización. Ha incrementado las
desigualdades en riqueza y poder hasta niveles sin precedentes en la historia
humana. Ha trabajado en estrecha alianza con una red de estados clientes
serviles y corruptos, cuyas élites locales ejecutan la tarea de represión
ahorrándole al centro el oprobio de la misma. Y ha puesto en marcha una red de
organizaciones supraestatales bajo la supervisión general de los poderes
occidentales y del superpoder Estados Unidos, para minar la autonomía de la
periferia y atarla al endeudamiento, mientras mantiene un enorme aparato
militar para asegurar la obediencia al centro capitalista.
Creemos que el actual sistema capitalista no puede regular,
y mucho menos superar, las crisis que ha desatado. No puede resolver la crisis
ecológica, porque hacerlo requiere poner límites a la acumulación -una opción
inaceptable para un sistema cuya prédica se apoya en la divisa: ¡ crecer o
morir ! Y no puede resolver la crisis planteada por el terror y otras formas de
rebelión violenta porque hacerlo significaría abandonar la lógica imperial, lo
que impondría límites inaceptables al crecimiento y a todo el "modo de
vida" sostenido por el ejercicio del poder imperial. Su única opción
restante es recurrir a la fuerza bruta, incrementando así la alienación y
sembrando las semillas del terrorismo... y del antiterrorismo que lo sigue,
evolucionando hacia una variante nueva y maligna de fascismo.
En suma, el sistema capitalista mundial está en una bancarrota histórica. Se ha convertido en un imperio incapaz de adaptarse, cuyo propio gigantismo deja al descubierto su debilidad subyacente. Es, en términos ecológicos, profundamente insustentable y debe ser cambiado de manera fundamental, y mejor aun, reemplazado, si ha de existir un futuro digno de vivirse.
De este modo, regresa la categórica disyuntiva planteada una
vez por Rosa Luxemburgo: ¡socialismo o barbarie!, en momentos en que el rostro
de esta última refleja ahora el sello del siglo que empieza y asume el
semblante de la ecocatástrofe, el terror-contraterror, y su degeneración
fascista.
Pero, ¿por qué socialismo, por qué revivir esta palabra en
apariencia destinada al basurero de la historia por los fracasos de sus
interpretaciones del siglo XX?. Por esta única razón: por muy golpeada e
irrealizada que esté, la noción de socialismo aún sigue en pié para la
superación del capital. Si el capital ha de ser vencido, tarea que ahora tiene
carácter urgente para la supervivencia de la civilización misma, el resultado
será por fuerza "socialista", porque ése es el término que significa
el paso hacia una sociedad poscapitalista. Si decimos que el capital es
radicalmente insustentable y se fragmenta en la barbarie esbozada arriba,
estamos diciendo también que necesitamos construir un "socialismo"
capaz de superar las crisis que el capital ha venido desatando. Y si los
"socialismos" del pasado fracasaron en hacerlo, entonces es nuestra
obligación, al elegir no someternos a un destino bárbaro, luchar por uno que
triunfe. Y tal como la barbarie ha cambiado de un modo que refleja el siglo
transcurrido desde que Luxemburgo expresara su alternativa fatídica, así
también el nombre y la realidad de "socialismo" deben hacerse
adecuados para este tiempo.
Por estas razones escogimos llamar ecosocialismo a nuestra
interpretación del "socialismo", y dedicarnos a su realización.
3. ¿ Por qué el ecosocialismo ?
Vemos al ecosocialismo no como la negación sino como la
realización de los socialismos "de primera época" del siglo XX, en el
contexto de la crisis ecológica. Como aquéllos, éste se construye entendiendo
el capital como trabajo objetivado, y se funda en el libre desarrollo de todos
los productores o, en otras palabras, en el desmantelamiento de la separación
de los productores respecto de los medios de producción. Entendemos que este
objetivo no pudo ser realizado por los socialismos de primera época, por
razones demasiado complejas de abordar aquí, excepto resumirlas en los diversos
efectos del subdesarrollo en un contexto dominado por la hostilidad de los
poderes capitalistas existentes. Esta coyuntura tuvo numerosos efectos nocivos
en los socialismos existentes, principalmente la negación de la democracia
interna junto a la emulación del productivismo capitalista, lo que terminó por
conducir al colapso de esas sociedades y a la ruina de sus ambientes naturales.
El ecosocialismo mantiene los objetivos emancipatorios del socialismo de primera época y rechaza tanto las metas reformistas, atenuadas, de la socialdemocracia, como las estructuras productivistas de las variantes burocráticas de socialismo. En cambio, insiste en redefinir tanto la vía como el objetivo de la producción socialista en un marco ecológico. Lo hace específicamente con respecto a los "límites del crecimiento" esenciales para la sustentabilidad de la sociedad. Estos se adoptan, sin embargo, no en el sentido de imponer escasez, privación y represión. El objetivo, por el contrario, consiste en una transformación de las necesidades y un cambio profundo hacia la dimensión cualitativa, alejándose de la cuantitativa. Desde el punto de vista de la producción de mercancías, esto se traduce en una valorización de los valores de uso por sobre los valores de cambio -un proyecto de vasto significado, que se funda en la actividad económica directa.
La generalización de la producción ecológica bajo
condiciones socialistas puede proporcionar la base para superar las crisis
actuales. Una sociedad de productores libremente asociados no se detiene en su
propia democratización. Debe, por el contrario, insistir en la liberación de
todos los seres como fundamento y propósito. Supera así el impulso
imperialista, subjetiva y objetivamente. Al realizar tal objetivo, lucha por
superar todas las formas de dominación, incluyendo en especial las de género y
raza. Y supera las condiciones que dan origen a las distorsiones
fundamentalistas y sus manifestaciones terroristas. En suma, supone una
sociedad mundial en un grado de harmonía ecológica con la naturaleza impensable
en las condiciones actuales. Una consecuencia práctica de estas tendencias se
expresaría, por ejemplo, en la extinción de la dependencia en los combustibles
fósiles consustancial al capitalismo industrial. Y esto a su vez puede
proporcionar la base material para la liberación de los países oprimidos por el
imperialismo del petróleo, mientras que permite la contención del calentamiento
global, junto a otros problemas de la crisis ecológica.
Nadie puede leer estas propuestas sin pensar, primero, en
cuántos problemas prácticos y teóricos generan, y segundo y más
abrumadoramente, en lo lejanas que están con respecto a la configuración actual
del mundo, en su anclaje institucional y en la forma en que se imprime en la
conciencia. No necesitamos desarrollar estos puntos, que deberían ser
instantáneamente reconocibles para todos. Pero quisiéramos insistir en que sean
tomadas desde una perspectiva apropiada. Nuestro proyecto no consiste ni en
delinear cada paso de esta vía ni en ceder ante el adversario debido a la
preponderancia del poder que ostenta. Se trata, en cambio, de desarrollar la
lógica de una transformación suficiente y necesaria del orden actual, y en
empezar a desarrollar las etapas intermedias en dirección a este objetivo. Lo
hacemos para pensar con mayor profundidad en estas posibilidades y, al mismo
tiempo, empezar el trabajo de diseñar junto a todos los que piensan parecido.
Si algún mérito hay en estos argumentos, entonces debe ocurrir que pensamientos
similares, y prácticas que realicen esos pensamientos, germinen coordinadamente
en innumerables puntos alrededor del mundo. El ecosocialismo será
internacional, y universal, o no será. Las crisis de nuestro tiempo pueden –y
deben- ser vistas como oportunidades revolucionarias, lo que es nuestra obligación
afirmar y dar nacimiento
(Ilustraciones de Georgina Etcheverry)
sábado, 28 de julio de 2012
Página12, vergüenza en el tiempo
A Página12 le perdí todo respeto el año pasado cuando desde
su sección internacional y sus tapas se dedicara a apoyar la invasión que la
OTAN consumó en Libia. Aquella vergonzosa e imperdonable campaña de desinformación
masiva sirvió a los fines de paralizar el repudio de la opinión pública mundial
que desde un principio intuyó los motivos reales de una nueva ofensiva militar
del imperio.
Habiendo perdido el control de la principal reserva petrolera de la tierra –Venezuela– los gobiernos aliados de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y compañía se lanzaron juntos a demoler toda soberanía residual sobre los depósitos energéticos de Arabia. Para ello encendieron la mecha de la llamada “primavera árabe”, una serie de revueltas populares inciertamente espontáneas que con epicentro en Túnez y Egipto pronto se replicaron con desconcertante crudeza hacia Libia, país de riquezas extraordinarias que a finales de los 60 había iniciado un proceso de independencia común a los movimientos liberadores de la época, convirtiéndose entonces en blanco predilecto del Pentágono.
La reconquista de Libia sólo podía llevarse a
cabo mediante la intervención exterior directa de las fuerzas militares de la
OTAN, encarnadas en el terreno por los grupos de marionetas locales y mercenarios
que sus servicios mancomunados de inteligencia apuntalan en la región desde
hace décadas. Dicha injerencia necesitaba contar con un mínimo de legitimidad
institucional, para lo cual disponían de su poder en la ONU, el Consejo de
Seguridad y la Corte Penal Internacional. Pero previo a eso era indispensable
montar una cobertura de propaganda encargada de sembrar la idea de que las autoridades
libias estaban masacrando a la población, y así justificar la invasión disfrazándola
de “intervención humanitaria” y “zona de exclusión aérea”. Como no existía –ni pudo
verse jamás– una base real para tales afirmaciones, la propaganda internacional
se concentró en demonizar la figura del líder libio Kadaffi como un violador
serial de los “derechos humanos”. Y fue precisamente para petrificar los
anticuerpos políticos de una gran porción de las masas progresistas del mundo que
periódicos como Página12 se sumaron a la traición periodística.
Un antecedente colorido de esta metodología nos
remite al año 1985, cuando se estrenó una de las películas más memorables de la
historia del cine, “Volver al futuro”. En esta obra maestra encontramos sin
embargo que el combustible atómico imprescindible para echar a andar la máquina
del tiempo, es robado por el inventor de la misma a unos terroristas libios que
incluso terminan ametrallando de muerte al propio Doc Emmett Brown, luego
salvado por Marty gracias a las tretas del tiempo. Al año siguiente de aquel
estreno, el gobierno de Ronald Reagan ordenó bombardear las ciudades de Trípoli
y Bengasi.
Hoy sábado 28 de julio del 2012, después de ver ayer por tele la inauguración olímpica más grasa y berreta de la historia –Paul incluído & devuelvan las Malvinas– me bajé del DeLorean, abrí Página12, y al comenzar a leer me di cuenta que me hallaba a comienzos del 2011…
La alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, denunció ayer las atrocidades que están sucediendo en Siria y destacó su convicción de que “crímenes de guerra y contra la humanidad” son cometidos en el país asiático tanto por el régimen gobernante como por la oposición armada. “Los que los están cometiendo no deben creer que podrán huir de la Justicia. El mundo no olvida ni perdona crímenes como éstos”.Por Kim SenguptaDesde Al BabAviones de guerra del régimen estaban en acción ayer en lo que parece ser otra importante escalada en la guerra civil siria. The Independent fue testigo de cómo dos cazabombarderos aparecían repetidamente volando bajo durante la batalla en la ciudad de Al Bab, cerca de Alepo, y, en por lo menos dos ocasiones, el avión parecía estar disparando a tierra durante la lucha. Esta es la segunda vez que el régimen de Bashar al Assad ha sido acusado de usar aviones de guerra contra su propio pueblo. Durante la mayoría de las incursiones ayer temprano, los pilotos parecían estar llevando a cabo lo que se conoce como una “demostración de fuerza” para intimidar al enemigo con su presencia sin abrir fuego.
viernes, 20 de julio de 2012
Soldado
Cuidado con la potencia de las imágenes, porque si uno observa a Mariotto vociferar gruesas descalificaciones contra el ex motonauta nota enseguida la captura de una emotividad negativa cuya potencia antipolítica es impredecible. Debería medir sus ímpetus este dirigente que encima cuando lo reportean declara que es “soldado”. Le falta decir “soy un comando en misión suicida”
El beneficio de la indiferencia II (Hargentina)
miércoles, 11 de julio de 2012
jueves, 5 de julio de 2012
A las pruebas del fraude me remito
No conformes con haber depuesto hace dos semanas al presidente legítimo de Paraguay, el domingo pasado los gringos volvieron a robarse las elecciones en México. Los defraudados no fueron solamente quienes apoyaron a Andrés Manuel –presidente legítimo desde el 2006– sino también las personas compradas para votar por el fachita/o y asegurar la matufia.
Pero no va a ser tan fácil que se salgan con la suya
miércoles, 4 de julio de 2012
Boca campeón
Salud Corinthians Campeón
Corinthians de Sócrates, Lula, Mascherano y Tévez
Décima final continental de Boca
Boca subcampeón de la Copa Libertadores Boquita de azul y oro
Boquita medalla de plata
Boca, el equipo del Diego
Boca del Guille, Palermo, Caniggia
Boca Bolivia, Paraguay, Colombia
Boca macha
Boca de Juan
Boca Román Riquelme
Boca de Boca en Boca
Boca tres veces campeón del mundo
Boca muchísimo más que Ríver (que es muchísimo más que todos los otros, juntos)
Boca el cuadro más popular de Argentina
Boca cuadrazo principal de América*
Boca del alma
Boca del agua negra
Boca gusto a saliva reconcha y olor a mierda
Boca querida
Puta Boca
Boca
Boca del corazón en la Boca
*La estadística puede medirse perfectamente en
El Salvador, país muy futbolero cuya afición se divide casi parejamente
entre hinchas del Barca y el Real, y algo mayoritariamente a favor de la
selección brasileña que de la Argentina, pero donde las camisetas de Boca equiparan
en vestimentas de calle a todas las demás insignias mencionadas juntas. (Y donde la noción de Corinthians deriva, normalmente, hacia cierto clásico estilo arquitectónico, o a las cartas testamentarias del apóstol Pablo, no necesariamente Mouche)
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