Para ser dichoso hay que tener, por ejemplo, la suerte
de nacer en Córdoba y quedarse a vivir allí para siempre. La dichosa suerte de transitar la juventud durante los años sesenta, de protagonizar el Cordobazo siendo estudiante
de la Facultad de Derecho y militante del Partido Comunista. La suerte dichosa de quien
aprovecha esos vientos inmejorables para impulsarse con devoción a los mares gemelos de la música y el periodismo, con destino de amor, casamiento y título de abogado
Pero también tormenta y naufragio. La desgracia de caer junto a sus camaradas al pozo infernal de la dictadura, de soportar los tormentos infringidos en
La Perla, de sobrevivir recordando a quienes no se salvaron. Más un año preso
en la cárcel de Caseros, tan sólo visitado por esa mujer que semana a semana viaja
para verlo, siempre con la asistencia de las compañeras y compañeros del
Partido
Salir de ahí para volver de inmediato a la
lucha, a los habeas corpus interpuestos en auxilio de otros arrestos y apremios
ilegales, a la defensoría legal del sindicato de prensa, a la enseñanza de la
justicia como tribuna de combate al servicio de la clase trabajadora
Libre para merecer el más amplio respeto de la comunidad universitaria,
política, gremial y profesional. Libre para gozar del canto y la guitarra de
las peñas, reuniones y juntadas donde sus dos metros de gigantesca estatura se
hacían presentes, componiendo entrañables conciertos para voz, pipa, sonrisa y canas. Libre para crear y criar tres hijos, y otras mil
maravillas
Me encuentro entre quienes tuvimos la suerte, la dicha de
contarnos entre las amistades del querido Luis Reinaudi, a quien seguiré recordando como lo recuerdo hasta el día de hoy, como siempre
La brevísima entrevista que sigue a continuación lo pinta casi de cuerpo entero. No puedo dejar de agregar la tragicómica anécdota que cuenta que encapuchado y esposado en el asiento de atrás del Falcon, sin saber quiénes ni adonde se lo llevaban, el Luis se durmió. Llegando al campo de concentración, uno de sus secuestradores lo despertó de un cachetazo en la cabeza:
Milico: ¿Pero cómo te vas a dormir justo ahora que te vamos a matar?
Luis: Y... Razón de más
JBE