viernes, 5 de marzo de 2010

Deudas

(A propósito del artículo Carta abierta a Libres del Sur por Florencia Villar)


Gente: comparto la bronca por el norte que está marcando la brújula de los “sureños”, tanto libres como proyectos; pero creo que en los argumentos que encabezan el artículo están las mejores armas para discutir el punto:
“La intención de la Presidenta de la Nación de pagar a los organismos financieros internacionales unos 2.187 millones de dólares que vencen este año y otros 4.382 millones a tenedores privados de bonos de la deuda en default, con las reservas excedentes del Banco Central, intenta ayudar a que el país pague intereses más bajos de una deuda externa que este Gobierno no contrajo y debe pagar, sin tocar para ello ni un sólo peso de la Asignación Universal para la niñez, de la jubilación, de los salarios, de la producción nacional y de la inversión pública”.
Dichas armas se afilan también priorizando la síntesis autocrítica y las astucias de la diplomacia por sobre el facturómetro y la denostación de quienes han sido nuestros aliados (o de quien sea). En cuanto al comentario que dice:
...una investigación de la deuda que, aunque legítima desde una reivindicación ideológica de los sectores progresistas, sería totalmente contraproducente para la macroeconomía, y por lo tanto en los bolsillos de los trabajadores ya que como sabemos al haber un declive en el avance económico las empresas cargan los costos de frenar la economía en el salario y los empleos de los trabajadores...
Investigar la deuda es legítimo desde varios puntos de vista -entre ellos ideológico- al margen de quien lo reivindique. En los argumentos de Pancho Bolche no se explica por qué una revisión y saneamiento contable, sin afectar el cumplimiento de los plazos pagaderos actuales, implicaría desinversión, desgeneración de empleos, menor entrada de divisas, menos plata para obras públicas, aumentos salariales y jubilatorios, etc. (Cosa que aparte me suena, y no muy bien precisamente) Por otra parte, le corresponde al gobierno, con nuestro apoyo, impedir que un declive en la economía de las empresas redunde en el deterioro salarial de sus empleados. Diérase o no el caso de una baja (me cacho el zurdo) lo que corresponde -y desde todo punto de vista que no sea el de ya sabemos quien- es apuntar contra el famoso coeficiente de desigualdad. Éste es por afano el mejor gobierno que yo he vivido, y los voy a votar en el 2011 (siempre y cuando uno o, mejor, los dos sean de la fórmula) pero no por eso está muy lindo que haya ricos más ricos y pobres menos pobres.

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