jueves, 10 de marzo de 2011

Primero tomaremos Wisconsin


Las temperaturas bajo cero baten récords en el Medio Oeste de los Estados Unidos. Pero a pesar del frío y la nieve, la población de Wisconsin lleva ya tres semanas movilizada contra un proyecto de ley mediante el cual el gobernador republicano del Estado pretende suprimir una serie de derechos sindicales. Con la excusa de que se “está en bancarrota” y  “no se puede negociar cuando no se tiene dinero para negociar”, el jefe de gobierno explicó que de no aprobarse la medida, la cifra de trabajadores despedidos puede “alcanzar los 6.000 a finales del ciclo presupuestario”. La protesta incluye el cierre de la escuela pública y cuenta con el apoyo de distintos referentes del campo cultural norteamericano. Tom Morello, guitarrista de la banda Rage Against The Machine, quien ofreció un concierto en apoyo de los manifestantes, calificó al gobernador como “el Mubarak del Medio Oeste” y lo acusó de aliarse con las grandes empresas para “tratar de eliminar los derechos fundamentales de los trabajadores estadounidenses”. También se hizo presente el cineasta Michael Moore. Aquí un resumen del discurso del gordo:
Contrariamente a lo que quieren hacerles creer los gobernantes para que renuncien a las jubilaciones, acepten la reducción de sus salarios y se adapten a la vida de sus bisabuelos, Estados Unidos no está en bancarrota. El país dispone de riquezas y de efectivo. Lo que sucede es que no están en vuestras manos. En el mayor atraco de la historia, se han transferido de los trabajadores y consumidores a los bancos y las billeteras de los súper ricos. Hoy en día, sólo 400 estadounidenses tienen la misma cantidad de riqueza que la mitad del total de los estadounidenses.

Déjenme decirles que 400 ricos obscenos, muchos de los cuales disfrutan en cierto modo de la multi trillonaria reducción de impuestos del 2008, tienen un botín, unas reservas y tantas propiedades como los bienes combinados de 155 millones de estadounidenses. Si ustedes no pueden llamar a esto un golpe de Estado financiero, entonces no están siendo honestos con lo que en su corazón saben que es verdad.

Y puedo decirles por qué. Admitir que hemos dejado que un pequeño grupo de personas se haya fugado con esa enorme cantidad de dinero que moviliza nuestra economía significa reconocer de manera humillante que hemos entregado ciertamente nuestra preciosa democracia a una élite financiera. Wall Street, los bancos y Fortune 500 son los que gobiernan esta república, y hasta el mes pasado, el resto de la población nos hemos sentido completamente huérfanos, incapaces de encontrar el camino para hacer algo en este sentido.

La nación no está en bancarrota, amigos. Wisconsin no está en bancarrota. Decir que el país está en bancarrota es repetir una Gran Mentira. Es una de las tres grandes mentiras de la década: 1) Estados Unidos está en bancarrota. 2) Irak tiene armas de destrucción masiva. 3) los Packers no pueden ganar el Super Bowl sin Brett Favre.

La verdad es que hay mucho dinero dando vueltas. Muchísimo. Los que están a cargo se han encargado de desviar esa riqueza hacia lo profundo de sus bien resguardados Estados. Ellos saben que han cometido crímenes para que esto suceda y saben que algún día ustedes van a querer volver a ver ese dinero que una vez fue suyo. Pero han comprado y pagado a cientos de políticos de todo el país para que lo escondan por ellos. Pero en caso de que no funcione, mientras esperan que ese día no llegue nunca, sus lujosos jets están siempre con el tanque lleno de gasolina y sus motores en marcha.

Siendo dueños de la mayor parte de los medios de comunicación, han convencido hábilmente a los estadounidenses de pocos recursos para que compren su versión del Sueño Americano y voten por sus candidatos. Su versión del sueño dice que usted también puede ser rico un día -¡Esto es Estados Unidos, donde todo puede suceder si usted se esmera lo suficiente!- Ellos le han proporcionado convenientemente ejemplos creíbles para mostrarle cómo un pobre muchacho ha llegado a ser un hombre rico, cómo el hijo de una madre soltera nacido en Hawai puede llegar a ser presidente, cómo un muchacho con apenas educación secundaria puede llegar a ser un exitoso productor de cine. Le cuentan estas historias una y otra vez todo el día hasta que la última cosa que usted quiere hacer es ser la manzana podrida, porque usted -¡sí usted también!- podrá ser un día rico/presidente/ganador de un Oscar. El mensaje es claro: mantenga su cabeza baja, no meta las narices donde nadie le llama, no se salga de madre y asegúrese de votar por el partido que protege a los ricos porque usted podrá ser un día uno de ellos.

Wall Street difundió esta amenaza: o alguien nos entrega trillones de dólares de los contribuyentes estadounidenses o mandaremos la economía directamente al piso. Aflojen o digan adiós a las cuentas de ahorro. Adiós jubilaciones. Adiós Tesoro de los EE.UU. Adiós casas y empleos y futuro. Fue impactantemente pavoroso y asustó a todos. “¡Eah. Tomen nuestro dinero. No nos preocupemos. Imprimiremos más dinero para ustedes. Simplemente úsenlo. Pero por favor dejen nuestras vidas en paz, POR FAVOR!”

Los ejecutivos en sus oficinas y los fondos de inversión no podían contener la risa del regocijo y en tres meses ya estaban emitiendo otra cantidad de bonos maravillados de haber jugado tan perfectamente con una nación llena de tontos. Muchos perdieron sus empleos, millones sus casas. Pero no hubo reacción.

¡Hasta ahora en Wisconsin!

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