miércoles, 7 de abril de 2010

Renacimiento

Después de enumerar los logros y fracasos del Estado soviético, Lenin continúa subrayando la necesidad de admitir francamente los errores: “Están condenados aquellos comunistas que imaginan que es posible terminar la empresa de construcción de una época, como lo es sentar las bases de la economía socialista (particularmente en un país de pequeños campesinos), sin cometer errores, sin retrocesos, sin numerosas alteraciones de lo que falta terminar o de lo que se ha hecho mal. Los comunistas que no caen en el engaño, que no se dejan vencer por el abatimiento y que conservan la fortaleza y la flexibilidad para ‘volver a empezar desde el principio’, una y otra vez, encarando una tarea extremadamente difícil, no están condenados (y es muy probable que nunca perezcan)”.
(Andy Warhol “Red Lenin”, 1987)

Este es Lenin en su mejor estilo beckettiano, haciendo resonar las palabras de Rumbo a peor: “Inténtalo de nuevo. Fracasa de nuevo. Fracasa mejor”. El símil al que recurre Lenin merece una atenta lectura. Su conclusión –“Volver a empezar, desde el principio, una y otra vez”– deja claro que está hablando, no meramente de desacelerar el progreso y fortificar lo que se ha logrado ya, sino precisamente de descender y regresar al punto de partida: uno debería “volver a empezar”, no desde el lugar a donde logró ascender en el esfuerzo anterior, sino desde el principio. Para decirlo con las palabras de Kierkegaard, un proceso revolucionario no es un progreso gradual, sino un movimiento repetitivo, un movimiento que repite el comienzo una y otra vez… y éste es exactamente el punto donde nos encontramos hoy, después del “oscuro desastre” de 1989.
 (Slavoj Žižek, filósofo y psicoanalista esloveno



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