Más de 6 mil personas marcharon en Oslo después de que el presidente Barack Obama aceptara el Premio Nobel pronunciando un discurso de justificación de la guerra. La consigna central de las manifestaciones fue comprometer a Obama a honrar su condecoración. Obama dijo que “la guerra es a veces necesaria, y la guerra es en cierto nivel expresión de los sentimientos humanos”.
Toda esta patética decisión, ceremonia, e inclusive demostraciones populares, dadas sus consignas lavadas mediante la “esperanza”, pone de manifiesto:
a) El uso del prestigioso Premio Nobel de la Paz para disfrazar ante la opinión pública internacional la línea de guerra conque los EEUU procuran adueñarse de las fuentes energéticas del Medio Oriente Asiático.
b) El apoyo tácito, no de los manifestantes pero sí del premio, a las maniobras norteamericanas para minar la legitimidad de los gobiernos latinoamericanos que se posicionan al margen de su supremacía.
c) La alineación del gobierno noruego en funciones con dicha política.
d) Las serias contradicciones entre la nobleza invaluable de los esfuerzos internacionalistas del movimiento pacifista y progresista noruego con el gobierno que le promueve y financia.
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