sábado, 9 de febrero de 2013

Help me



Entre que los bombazos explotan muy lejos y es tanta la gente que revienta a diario –sin que tampoco podamos escuchar su muerte– y que los “informes” de semejante tragedia llegan por diestra y siniestra diseñados como para que nos quedemos en el molde, nosotras y nosotros, la manga de idiotas que poblamos esta parte muy poco santa de la tierra hemos abandonado nuestra suerte al olvido irresponsable del derecho a vivir en paz. Vaya cagadón que nos estamos mandando, queridas y queridos míos.

Por consiguiente, les invito con todo respeto a que reconsideremos el asunto. No es al pedo que discutamos libre y fraternalmente los pormenores y pormayores del asunto, pero por lo que más quieran, recuperemos juntos la sensatez de prevenir el mal irremediable de la guerra. Todo lugar posee sus riquezas, la mayor de las cuales es siempre su gente. Pero aquí, además de mucha buena gente, hemos sido bendecidos con un equipamiento geográfico de grandes ligas. Si nos nos cuidamos entre todos, más temprano que tarde (y bien sabemos la velocidad que adquirió la historia) estaremos lamentando el ser blanco, Negro, y esta vez no va a ser sólo con secuestradores, torturas y asesinatos selectivos, va a ser también en masa la cosa. Con aviones, como en el 55, pero pior.

Trabajar por la paz es una tarea cotidiana esencial que cualquiera en su sano juicio desempeña empezando consigo mismo, procurando estar en paz con uno pero con el objetivo aún más importante de estar en buenos términos con los demás, y sobre todo con aquellos que más nos quieren y a quienes más amamos.

Hoy es un día hermoso y mi novia es una fábrica imparable de belleza. Todavía no tengo hijos propios, pero sí una sobrina, además de las niñas y niños cuyos padres son aquellos que me tocaron con la magia de su amistad. Cuando lleguen Martín o Valeria o quien quiera que sean, yo les ofreceré mi opinión acerca de la ley y las armas. De mí obtendrán para procesar y desarrollar a su modo el concepto de que nuestras relaciones se organizan y resuelven mediante la política. Que la buena política empieza por casa y la mala por enojarse sin medida ni motivos reales de peso. Nomás exponerlo con pedagógica honestidad bastará para dejar en evidencia la aplicación de ese mismo principio en casa ajena.

Luego hablaremos y analizaremos las razones de aquellos enemigos de la paz, que así como hoy invaden la casa de nuestros amigos, con enorme probabilidad mañana invadirán la nuestra: “Política pacifista ante todo, y si por esas artes no conseguís despejar el camino, le metés una piña bien puesta en la mandíbula. Aprendé a esquivar, mas hasta entonces siempre pegá primero. No tenés por qué tenerle más miedo a tal o cual que a cualquiera. Toda persona cuenta. Hasta el más pesado ha besado la lona, y siempre hay que andarse con cuidado de los petisos”

Me sigue atareando comprender esto en profundidad, y quizás por eso mismo el prudente destino cría y cuida de mis pequeños allá en el país de los sueños, limítrofe con el Olimpo. Aquí los espero para cuando juntos estemos mejor y más fuertes. Yo digo que no falta tanto. Mientras tanto, como le dice Tom Cruise a Cuba Gooding Jr. en Jerry Maguire: «Help me to help you».



 

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