El día lunes 16 de septiembre pasado, en el 26° aniversario
de la muerte en combate del camarada Marcelo Feito, la Editorial Cartago publicó
la segunda edición de “Canción a una bala/Recuerdos de la Revolución
Salvadoreña”.
La historia de este libro comenzó a escribirse en
Córdoba durante la primavera de 1998, cuando yo tenía treinta años y acababa de
rendir la última materia de la carrera de Ciencias de la Comunicación. Lo que sabía
sobre Centroamérica y El Salvador era por esos días muy poco, casi nada, pero
relativamente bastante si tomamos en cuenta el sistema de control informativo tremendo
a través del cual las centrales ideológicas del imperio dominan la opinión pública
mundial, por entonces aún más poderoso que ahora. Dicho bagaje tenía que ver
con mi militancia en el Partido Comunista, al que me afilié en 1982 en plena
guerra de Malvinas, y que en aquellos tiempos publicaba dos semanarios, el ¿Qué pasa? y el Aquí y Ahora. La sección internacional de ambos medios nos mantuvo
al tanto de la Revolución Nicaragüense, en cuyo apoyo impulsamos cientos de iniciativas
durante toda la década del 80, entre ellas una tan concreta como fue el envío
de dos numerosos contingentes de brigadistas que viajaron para colaborar en
sucesivas cosechas de café. Rasgo solidario que formaba parte genética de la
actividad partidaria desde su fundación y sus fundamentos, de la misma tradición
capaz de movilizar un diario en motocicleta al cabo del cual resulta que desembarcaste
en Cuba, apodado el Ché.
Es decir que gracias al Partido y su prensa
militante conocíamos también la situación política de El Salvador, allí donde las
organizaciones populares y guerrilleras unidas en el Frente Farabundo Martí para
la Liberación Nacional enfrentaban al mismo enemigo, una dictadura cívico militar
encargada de masacrar las luchas que ponían en riesgo los intereses
multimillonarios de un grupo cada vez más reducido y siniestro de sociedades
anónimas. Nuestra participación se vio en este caso limitada por las características
particulares del conflicto, pues mientras los sandinistas habían tomado el
poder y estaban en el gobierno, las fuerzas del FMLN vivían acampamentadas en
los volcanes, corriendo de una ladera a la otra para escapar de los
helicópteros norteamericanos.
Sin embargo fuimos. Las compañeras y compañeros
seleccionados para semejante tarea fueron adiestrados por personal idóneo aquí
y completaron su educación apenas ingresaron a la pelea. Cada quien debió
escoger para sí mismo un pseudónimo y Marcelo eligió llamarse Rodolfo, en honor
a Rodolfo Ghioldi, dirigente ilustre del PC. Pero estas ya son cosas que fui
conociendo a medida que avanzaba en el trabajo. La primera etapa del mismo arranca
con las primeras conversaciones mantenidas en Buenos Aires con Ramiro,
sobrenombre de José Luis Merino, ex comandante del FMLN, uno de los protagonistas
claves de la hazaña y voz cantante del libro. Nos reencontramos en su tierra, adonde
fui y volví tantas veces que terminó haciéndome suya.
La primera
versión es de junio del 2001, y fue lo que se dice un éxito. En los años siguientes,
varios de los cuales pasé en El Salvador, la fui corrigiendo y actualizando. Ahorita
sale de nuevo, dedicada a la memoria del Teniente Rodolfo, militante de la
Federación Juvenil Comunista, y a todos los hombres y mujeres
internacionalistas que cayeron en la contienda. Dedicado al FMLN, a Schafik Hándal
y al pueblo hermano de El Salvador.
Dedicado también al pueblo de Siria.
es el más mejor libro del mundo jeje <3 y tiene unos poemas tremendos!! felicitación!
ResponderEliminarlo mismo digo yo acerca de ud
EliminarAhora mismo que veo esto, voy a la biblio y lo encuentro entre: Odiseo Elytis Antología Fundamental, y Paul Eluard obras escogidas Tomo I; que tul???
ResponderEliminarJethro Tull !!! Yo digo que pronto estaré allí parado ante esa alta bibliogracia, contemplando el lugar señalado. Abrazo
ResponderEliminarComo conseguirlo? te escribo desde euskal herria.
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