–Me voy navegando, amor mío
me voy navegando
muy lejos en la mañana ¿Habrá algo que pueda enviarte a través del mar
desde el lugar donde desembarque?
–No,
no hay nada que puedas enviarme, mi amor
nada
que esté anhelando poseerexcepto que vuelvas conmigo, a salvo
del otro lado de este océano solitario
–Sólo
se me ocurrió que podrías querer alguna cosa linda
hecha
de plata o de oroya sea de las montañas de Madrid
o la costa de Barcelona
–Mirá,
si tuviera las estrellas de la noche más oscura
y
los diamantes del más profundo de los océanosrenunciaría a todo ello por un beso tuyo
que es todo lo que deseo tener
–Pero
quizá me ausente por mucho tiempo
nomás por eso te preguntosi hay algo que pueda enviarte para que me recuerdes
para que el tiempo pase más fácilmente
–¿Cómo
podés… Cómo podés preguntármelo de nuevo?
Sabés que eso
sólo me causa tristezay lo mismo que quiero de vos hoy
voy a quererlo también mañana
Cierto
día desolado recibí una carta
enviada
desde su barco en alta mardiciendo: “No sé cuando vuelvo
depende de cómo me sienta”
Bueno,
mi vida, si pensás eso
de
seguro tu mente anda de viajey tus pensamientos no están conmigo
sino con el país al que estás yendo
Así
que cuidate, cuidate de los vientos del oeste
cuidado
con el clima lluviosoy sí hay algo que podés mandarme:
una botas españolas de cuero español
Bob Dylan
(1963)
Picasso - Friso de los niños frente a la Catedral de Barcelona |
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