Todos los días matamos nuestros
mejores impulsos. Por eso es por lo que nos entra angustia, cuando leemos esas
líneas escritas por la mano de un maestro y las reconocemos como propias, como
los tiernos retoños que sofocamos porque carecíamos de la fe para creer en
nuestra propia capacidad, en nuestro propio criterio de verdad y belleza. Todas
las personas, cuando se sosiegan, cuando se vuelven desesperadamente honradas
consigo mismas, son capaces de pronunciar verdades profundas. Todos derivamos
de la misma fuente. No hay misterio sobre el origen de las cosas. Todos somos
parte de la creación, todos reyes, todos poetas, todos músicos. Basta conque
nos abramos, conque descubramos lo que ya existe.
Lo que me ocurrió al escribir
sobre Joey y Tony equivalió a una revelación. Se me reveló que podía decir lo
que quería decir... si no pensaba en otra cosa, si centraba mi atención en eso
exclusivamente... y si estaba dispuesto a arrostrar las consecuencias que un
acto puro siempre entraña.
Henry Miller
"Sexus" (1949)
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