Los
rebeldes y las fuerzas del régimen luchaban calle a calle para tomar posesión
de la ciudad más grande de Siria. Mientras continuaba su resistencia contra la
artillería en los distritos de Salaheddine y Hamdaniyeh, los combatientes de la
oposición encararon la ofensiva en otras áreas.
Los
rebeldes también estaban en la mira del enemigo, mientras las tropas de Bashar
Al Assad enviaban salvas de morteros y ataques con misiles desde helicópteros
de combate y aviones de guerra.
Sin embargo, la captura de las estaciones de
seguridad de Bab Al Nerab, Al Miersa y Salhain, y con ello el control de los
barrios adyacentes, significa que los opositores están ganando mucho terreno.
En cada ocasión, los helicópteros de combate aparecían más tarde para
bombardear, pero no había señales de fuerzas terrestres llegando a retomar las
posiciones. Ninguna de las bases fue tomada fácilmente, y los defensores
lucharon con fuerza. No eran sólo oficiales de policía, sino miembros de la
policía secreta Mukhabarat y también el Shabiha, los paramilitares reclutados
entre los leales al régimen. Ambos grupos han sido acusados de cometer abusos,
incluyendo tortura y violación, en la campaña para suprimir el levantamiento.
La justicia sumaria parece haberse impuesto en algunas instancias, con los
cadáveres mostrando heridas de bala en las nucas.
Cuando se le preguntó a un joven rebelde en Bab
Al Nerab si se les había disparado a algunos de los oficiales después de
haberse rendido, respondió: “No se rindieron, fueron capturados”. Esto fue
discutido por un viejo y enojado combatiente, Syed Abdul Qadar, quien insistió
en que las muertes ocurrieron en el curso del combate. El jefe de
la unidad rebelde que llevó a cabo el ataque, Omar Abdel Aziz Hatteh, dijo:
“Les ofrecimos la oportunidad muchas veces de rendirse. Pero el coronel a cargo
aquí se negó a dejar que alguno de sus hombres saliera con vida. Nos gritaba en el teléfono, usando un lenguaje soez”.
El cuerpo
del teniente coronel Maklesh El Ali fue puesto más tarde en la parte de atrás
de una pick-up y llevado a dar una vuelta por la ciudad. “Era un hombre
malvado, nos trataba como perros”, dijo Nouri Hassan al Batme. Los
departamentos en el edificio donde vivía con su familia, frente a la estación,
habían sido usados por los oficiales de seguridad para ubicar a los
francotiradores durante la balacera.
Batme, un
contratista de 47 años, dijo: “A este régimen no le importa su gente. Tengo un
hermano, Faisal, que fue arrestado hace 32 años, no lo hemos visto desde
entonces. Este coronel era un hombre brutal, me arrestó por un asunto familiar
hace diez días y me golpeó los pies con un palo. También me golpeó tan fuerte
en la cabeza que no oigo bien de uno de mis oídos”. Batme y su familia de seis
se están mudando de su departamento en estos momentos porque su mujer está
aterrada por los ataques de los helicópteros.
En el asalto a la comisaría en al Marju en
Salhein, quince oficiales del régimen fueron muertos y el resto arrestado,
excepto cuatro que lograron escapar. “Eran francotiradores. Tres de ellos eran
iraníes, el otro era ruso”, sostuvo Abdel Rahman Moussa, uno de los rebeldes.
“El ruso debe haber sido valioso. Al final mandaron a 200 soldados para
sacarlo. Siempre oímos sobre rusos e iraníes. También creemos que algunos de Hezbolá
están aquí.”
Hubo rumores de que mercenarios extranjeros
pagados por Assad, así como el inminente lanzamiento de armas químicas, corrían
por la ciudad, sin una evidencia detectable de alguno de ellos. Tampoco se
encontraban los cientos de islamistas extranjeros quienes, según algunos
informes de los medios, llegaron para izar la bandera de Al Qaida y de la Jihad
en Alepo.
Los
rebeldes gastaron parte de sus últimas rondas de Kalashnikov proveyendo fuego
de cobertura, mientras las familias huían de la calle y una pequeña lloró hasta
que se reunió con su mascota.
Por Kim
Sengupta Desde Alepo
De The
Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Usando un lenguaje soez: P12 hija de remil culeadora !!!!!
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