Uno de los recuerdos más tristes y heroicos de la Guerra
Civil Española quedó grabado en la madrugada del 5 de agosto de 1939, cuando
los pelotones facistas del franquismo triunfante fusilaron a 56 militantes de
las Juventudes Socialistas Unificadas, acusados de organizar la resistencia.
Entre ellos había trece jóvenes mujeres, llamadas desde entonces “las 13 rosas”.
Ellas eran: Carmen Barrero Aguado, Martina Barroso
García, Blanca Brisac Vázquez, Pilar Bueno Ibáñez, Julia Conesa Conesa, Adelina
García Casillas, Elena Gil Olalla, Virtudes González García, Ana López Gallego,
Joaquina López Laffite, Dionisia Manzanero Salas, Victoria Muñoz García y Luisa
Rodríguez de la Fuente. La rosa 14, Antonia Torres Llera, fue ejecutada
al mes siguiente.
El tradicional homenaje que para esta fecha se realiza frente
a los paredones del cementerio madrileño de la Almudena, contó hoy por primera
vez en 73 años con la presencia conjunta de dirigentes comunistas y socialistas.
Honrando la memoria de las rosas, los representantes de ambos partidos convocaron
a unir la izquierda española en una fuerza capaz de reorganizar al pueblo para la
lucha contemporánea contra los mismos verdugos.
Entre las cartas de adiós y otras ofrendas personales que las muchachas dejaron al momento de despedirse estaban estas sandalias de esparto que Martina Barroso bordó en la cárcel: "Dáselas a mi
sobrina Lolita, que dentro de unos pocos días cumplirá dos años. Son para ella
y para la hija que tendrá. Para que caminen por el dilatado mundo que no
conoceré. Que vivan la vida que no podré vivir…".
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