Cuando Alá –el misericordioso, el
que todo lo sabe– derrame su venganza sobre aquellos medios y periodistas cómplices
de la invasión imperialista en Arabia, entonces los dueños y la jefatura editorial de Página12 serán condenados por el miserable resto de sus vidas a lavarse el orto
sin agua y con el papel del propio diario. Hágase su voluntad.
The Independent estuvo con los combatientes rebeldes cuando luchaban en las batallas con hombres armados de Al Barre, el martes a la tarde. La ofensiva se detuvo debido a la falta de municiones y el ataque con misiles desde un Mig-23. Pero más tarde, reabastecidos, los revolucionarios habían vuelto para cobrarse su venganza. Estos ataques continuaron el martes a la noche y, esporádicamente durante el día de ayer. Las descargas más intensas fueron en Salaheddine, un distrito que está entre las fuerzas del régimen y el 45 por ciento de la ciudad que los revolucionarios afirman controlar.
Tres rondas de morteros aterrizaron en rápida sucesión desde el este. “Eso fue inútil, están gastando sus municiones”, gritó un combatiente. Otro le dijo que se calmara: “Ellos tienen municiones para gastar, nosotros no”. Los tanques que avanzaban se detuvieron. Los combatientes rebeldes, que habían respondido con proyectiles de lanzagranadas, esperaban en un callejón ocultos por cortinas, mientras más rondas de granadas y bandejas de cóctel Molotov eran traídas por la camioneta de un panadero. ¿Habían escuchado que la oposición supuestamente había recibido una partida de armas pesadas y rifles antiaéreos a través de Turquía?
Las Naciones Unidas están mandando ayuda. “Eso es bueno, pero por qué no vienen y detienen la lucha”, pregunta un revolucionario.
Por Loveday Morris y Kim SenguptaThe IndependentPara Página12 desde Aleppo, Siria
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