jueves, 26 de mayo de 2011

6 en el 7 a las 9 versus Beatriz Sarlo

¿De verdad fue una invitación la que le hicieron a Sarlo? ¿O fue que en realidad la dama andaba paseando su añejada belleza por Figueroa Alcorta, vió luz en Canal 7 y se mandó nomás? Sí. Daba toda la impresión que la mujer había caído al programa onda “Pasaba por acá, vi luz y entré. ¿Molesto?”.

“Y... Para qué mentirle doña, la verdad que bastante. Pero, ya que está acá, ¿Quiere Ud. decir sus últimas palabras?”. Hubiera sido más honesto. Porque si como dijo la furibunda Sandra Russo Della Cámpora “nosotros no hacemos trampa” –como “la Corpo”– entonces hubiera sido más parejo hacerla entrar en compañía de alguien cercano a sus puntos de vista, y no encerrarla en una esquina pública para ser ajusticiada ideológica y personalmente por un sexteto de héroes inmaculados del periodismo nacional y popular.

Fueron seis contra uno: Richard Forster, Sandra Russo, Carlos Barragán, Nora Veiras, Orlando Barone y Gabriel Mariotto, todos contra Beatriz Sarlo. Se ve que le tenían miedo. Le tenían un cagazo bárbaro, le tenían.

Con la única excepción del conductor Galende, quien pese al julepe jamás perdió la conducta de su timón, nunca se los vio tan mal a nuestros superhéroes. Hasta la siempre adorable y ecuánime Nora Veiras se mostró desencajada e incómoda. Aunque la cámara nunca lo tomó de lleno, nos enteramos que Barragán abrió la boca porque de tanto en tanto podíamos escuchar una risita burlona que él emitía como a escondidas del centro de la charla. Barone patinó de lo lindo y a lo tonto, y Sandra Russo –cada noche más insoportable– se la pasó chillando porque su inteligencia de género había quedado soberanamente pintada. En cuanto al resto, coincido con la opinión de Tino Hargén:
Si bien Gabriel Mariotto en la exposición de alguna línea conceptual estuvo correcto, en general me pareció muy desubicado y muy desatinada su inclusión. Gritón y querellante en demasía, no pudo quitarse el rol de “funcionario en defensa de la gestión”, su voz parecía un altoparlante de propaganda gubernamental ultra-peronista en cada frase, además con ese monolitismo de barricada donde parece que nada en la historia argentina que no haya hecho el peronismo es bueno. Es un tipo acostumbrado a las refriegas politiqueras, apto para embestir contra un Fernando Iglesias o una Elisa Carrió, no para este tipo de debates. Y no se trata de una cuestión de mayor o menor nivel intelectual, sino simplemente de manejo de las modalidades interactivas típicas de cada situación.
Tal cual. El clímax de la desubicación se alcanzó con la pregunta “¿Quién le da letra a quién? Ud. le da letra a Clarín o Clarín a Ud.?”.


“No seas insolente Mariotto”, le respondió Sarlo, y allí mismo se decidió el resultado de la velada. Con el gordito reprendido por la profe Sarlo, que ganó la batalla por el sólo hecho de haber concurrido a defender su (chotísima) causa en un programa que le ha hecho mucho bien a la cabeza argentina de estos nuevos tiempos, pero que corre el riesgo de volverse un vengativo pelotón de fusilamiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario