Si usted sale esta noche al balcón, a la calle, o asoma la
cabeza por su ventana, sentirá que es invierno y verá que hay luna llena. Adentro, muy por
el contrario, se está en un tibio verano aromatizado de primaveras y reforzado
con lumbres de metal y cebos en vela. Es un caso de doble personalidad.
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