miércoles, 1 de junio de 2011

Bailando por un sueño

Los jugadores del kiosko AFA que hoy atiende Don Checho Batista perdieron 4 a 1 en su amistoso con Nigeria. Por suerte, la pasión por el seleccionado nacional acusa tanto desgaste que por más contundente que haya sido la derrota mucho no calienta. Mucho menos cuando, pocas horas antes, el Chelangután perdía en Roland Garros contra el tenista más imbancable del circuito.

Figurita repetida: ahora el DT recitará algún párrafo de la biblia futbolera, con toda seguridad ese que dice “más allá del resultado, estos partidos nos sirven para ir probando”, en referencia al combinado de jugadores sub 25 que jugó en África, con Bolatti, Boselli y Gaitán entre los más conocidos de la lista. La mayoría de ellos militan en clubes europeos. El arquero Gabbarini, que ataja en Independiente, está en el límite de edad señalado y sólo lleva 46 partidos en primera división.

Nigeria puso todo su arsenal de panteras, y así las cosas. Se sabe que Nigeria tiene uno de los equipos más fuertes del continente. Jugando muy bien al fútbol, nos ha dado varios dolores de cabeza y tiro libre, como en la final olímpica de Atlanta '96. En aquella ocasión, faltando 15 minutos para la consagración, los albicelestes Claudio López, Hernán Crespo, Ariel Ortega y Diego Simeone iban venciendo por 2-1 al dream team nigeriano conformado con Finidi George, Sunday Oliseh, Jay Jay Okocha, Taribo West y Nwankwo Kanu, que pudo dar vuelta el resultado y quedarse con el oro. La venganza llegó el 2008 en Beijing.

Huelga decir que el seleccionado que hoy perdió 4 a 1 se armó ayer. Si todos los jugadores están dispuestos a morir y matar por la selección, entonces todas las estrellas argentinas debieron haber estado en Nigeria, afianzando su preparación para la Copa América, encontrando sincronía, probándose frente a un contrincante muy digno, deleitando como es debido a la platea extranjera, nomás con su presencia.

Pero el cualquierismo, la canchereada, la subestimación del cuadro y el público rival, son tan evidentes como el obetivo primordial de promocionar y recotizar apellidos. Ahí está la madre del cordero.

Ni lo uno ni lo otro. Los muchachos fueron, y fueron bailados y humillados como correspondía. Algunos terminaron pegando putiadas y patadas al mejor estilo Camerún '90. No faltó la divina comedia: el penal cobrado a los 97 minutos de un cotejo sin contratiempo alguno es el penal más inexistente de la historia del fútbol. Los nigerianos se miraban entre ellos, cagándose de risa. Decí que no falló Mauro Boselli. Hubiera sido el colmo del ridículo. Escuché que Grondona es candidato a suceder al pillo suizo Blatter en la presidencia de la FIFA.

En buenas cuentas, por nuestra parte nada. Ni prueba ni ajuste ni revalorización millonaria de los astros menores. Por la parte africana, una reverenda goleada y una máxima: “Vengan sin Messi, Tévez, Pastore y Macherano, y les vamos a romper el okocha”.

Si uno fuera un magnate de los negocios deportivos, un dirigente asociado, un concienzudo buscador de la tercera copa del mundo, tendría varias selecciones permanentes. Una en Europa, otra en el fútbol local, y otra en el fútbol latinoamericano, básicamente integrada con los argentinos que se van destacando en los campeonatos de Chile y México.

Lula dijo hace unos días en el Foro de Sao Paulo celebrado en Nicaragua: “La izquierda ha probado ser más eficiente que la derecha”. Trasladado al fútbol: Macri agarró Boca después de que Heller lo sacó de la bancarrota. Si tras las primeras metidas de pata dura no hubieran llegado al club Carlitos Bianchi, Guillermo, Martín y los colombianos, otra hubiera sido la historia política del actual jefe de gobierno de la CABA. ¿Mérito de quién? Del técnico y los jugadores, obvio.

Como en cualquier cuento de hadas, los personajes del ensoñado reino de la pelota se dividen en héroes y villanos. De un lado tenemos a la inmensa mayoría de nuestros ídolos, literalmente encabezados por el laburante y gremialista Diego. Del otro a una famosa banda de fascinerosos que se asocian y disputan entre sí los negocios de compraventa de talentos, televisación, política, ropa, bebidas, zapatillas, merchandising, etc, etc, etc. De ese lado están los Grondona, Macri, Berlusconi, Barrionuevo, Pelé, los multimillonarios rusos y hasta los patéticos practicantes del fútbol-tenis de Fox Sports.

El gran jugador alemán Karl Heinrich Marx Pressburg manifestaba a mediados del siglo XIX que “la burguesía despojó de su halo de santidad a todo lo que antes se tenía por venerable y digno de piadoso acontecimiento. Convirtió en sus servidores asalariados al médico, al jurista, al poeta, al sacerdote, al hombre de ciencia”. La globalización mediática se encargó de agregar a la lista al venerable deportista.

La semana pasada, la policía de Barcelona atacó con bastones a los indignados de la Pça Catalunya. Hay una palabra contenida tanto en los indignados defensores de una España y Europa realmente democráticas como en los procesos politícos y socioenonómicos que unen a los goleadores sudamericanos Kirchner, Da Silva, Morales, Correa, Lugo y Mujica. El venezolano Chávez ha sido el único en ponerla en la cancha: socialismo.

Desde distintas teorías se habla cada día con más frecuencia del fin del mundo. Sin asustarse, conviene revisar la experiencia socialista realizada durante el siglo XX en la lucha por liberar nuestra existencia del peso colosal que como pueblos soportamos como base de la pirámide capitalista. Ahi aparecerá otra palabra que de raíz se extiende hasta el infinito universal: “amateur”. Amor al deporte.

Pensemos en llegar a la final de Brasil. El Cristo redentor quiere que lleguemos y que nos traigamos muy felices el segundo puesto. Por su parte, Mahoma exige que de ninguna forma el Mundial 2018 debe llevarse a cabo en Qatar, y que la montaña dorada debe reubicarse en naciones hasta ahora mucho más ricas en cuerpo y alma: Cuba, Vietnam, China o Libia. Allí queda la Meca hacia donde debemos apuntar. 

La montaña nunca viene. La montaña es algo más que una inmensa estepa verde. Si no vamos, se vendrá contra nosotros el calvario y la cruz.

Vamos vamos, Argentina.

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