Con asombro descubro que Cuba
Debate también publicó la nota de Santiago Alba Rico colgada días pasados en el
blog de Silvio Rodríguez y transcripta aquí para desenmascarar su malicia. La
misma se titula “El sucesor de Chávez”, y no es más que una ampulosa secuencia
de alegorías en cuyo universo sobresale, por ausente, cierta palabra clave para
estos días terriblemente históricos.
Desde un punto de vista político
–el nuestro– plantear que el sucesor de Chávez es el pueblo venezolano sin
mencionar a Nicolás Maduro es de por sí inadmisible, por muy inspirado que sea
el cotillón del mensaje. Pero si además observamos que el texto descartó por
completo la vasta gama de facultades metafóricas del término “maduro”, se torna
evidente que su autor optó por no incluirlo. ¿Cuestión de originalidad?
Imposible, pues escribir que “el sucesor es el pueblo” no resulta menos trivial
que escribir “el pueblo está maduro”. Entre comisión política y taller
literario bien podría negociarse una oración como “el gran pueblo chavista está
maduro para sucederlo”.
“Hugo Chávez sólo puede ser sustituido por el pueblo de Venezuela, cuya
responsabilidad adquiere de pronto dimensiones planetarias. Desde ese mundo
árabe que él no supo comprender bien…”, señala con arrogancia el experto, a
quien Fidel Castro pusiera en ridículo durante un encuentro sostenido en LaHabana en febrero del año pasado. En España ha proliferado incluso un verdadero
movimiento de indignados con Santiago Alba Rico, y uno de sus miembros es
Francisco Frutos, ex secretario general del Partido Comunista Español.
¿Se puede ser tan idiota como
para pensar que Chávez no comprendió que una revolución socialista en el país
con las mayores reservas petrolíferas del mundo no tuvo entre sus principales
efectos el recrudecimiento de los planes imperiales para recuperar el control
absoluto de Arabia?
“Pero sí me gustaría recordar lo
que una Europa cada vez menos democrática trata de ocultar a toda costa: que el
proceso constituyente de Venezuela, con sus metástasis ecuatoriana y boliviana, con sus instituciones
continentales, no sólo configura un proyecto de soberanía regional sin
precedentes sino que se toma en serio por primera vez, incluso “formalmente”,
esa democracia que los occidentales publicitan con misiles y bombardeos en el
exterior mientras se la recortan cada vez más a sus propios ciudadanos”.
¿Desechamos “maduro” e insertamos
“metástasis”? ¿Qué calaña de musa es esa? ¿Acaso Chávez no tuvo la sabiduría y
los huevos necesarios para defender la democracia venezolana borrando de su
futuro la incierta y peligrosa consigna “mi sucesor es el pueblo” y designando
“formalmente” a Maduro como su heredero?
Silvio Rodríguez y Cuba Debate difundieron
ambos el falso homenaje de un sospechoso chavista y amigo de Cuba que desde sus
copetes intelectuales apoya los “misiles y bombardeos en el exterior”
postulando que cuando caen sobre Libia o Siria pueden servir de abono imperial
para el florecimiento de sus respectivas “primaveras”.
Por cierto, no es el único
jardinero que riega estas plantas carnívoras.
Por mi parte, comandante, yo te
doy una canción, como un disparo, como un libro, una palabra, una guerrilla, como
doy el amor.
¡Viva Nicolás Maduro!
No hay comentarios:
Publicar un comentario