Una propaganda de las viejas diría “divertida,
emocionante, la película del año”. Una actual la calificaría por supuesto de
“inteligente” o “ingeniosa”. “Te vas a reir, te vas a emocionar…” y toda esa típica
falsedad confianzuda. El lado
luminoso de la vida («Silver Linings
Playbook») es, por cierto, graciosa, simpática, genuina, reconocible,
familiar, amigable, alentadora, comprensiva, solidaria, valerosa, feminista, masculina,
danzante, musical, clásica, moderna, y –naturalmente– conmovedora. Hay un problema
grave y muy doloroso en el meollo motor de la trama, aspecto que en nuestro
cine nacional, salvo excepciones, sólo cabe descomponerlo (para descomponernos)
a puro bajón, golpes al hígado, peladas de pija traídas de los pelos,
conurbanos, desaparecidos, minas crueles y tipos execrables por doquier. Esta
es una película sin malos. Aquí el desarrollo del problema y su posible
resolución se encara y se nos muestra fiel a cada uno de nosotros cuando enfrentamos
este mismo y otros problemas, cualquier problema. Hay vergüenza, arrepentimiento,
soledad, desánimo, desconfianza, tristeza. Pero hay también esa intuición a la que nos aferramos, la idea de que en lo profundo de ese riachuelo hay también una
buena razón esperando salir a flote en defensa nuestra y, por qué no, también de los demás. Y cuando está tan turbio que ni
siquiera podemos creer en ella, aparece o llamamos a alguien capaz de decirnos que lo
que nos está pasando va a pasar, que esa razón existe y que tarde o temprano volveremos a salir a la superficie.
Puede ser un amigo, un pariente, un especialista, la pareja que amamos. Todos
ellos nos confirman que si nos esforzamos juntos habrá un final feliz.
Algo interesante con respecto a la
traducción del título. Empecemos por playbook,
palabra que el argumento de la peli conjuga en sus tres acepciones: guión, estrategia y calendario deportivo. El significado de silver lining es algo más complejo. Literalmente vendría a ser forro o revestimiento de plata, pero en su sentido figurativo sirve
para señalar que cada contrariedad conlleva un aspecto positivo, algo rescatable.
En realidad es el extracto de una expresión más amplia: Every cloud has a silver lining, cuya conversión textual nos deja
que Cada nube tiene una envoltura de
plata. Combinando intenciones podríamos decir entonces que Cada nube tiene su lado luminoso, ese
que vemos desde el avión o la montaña. Incluso es correcto asociarla a dichos
como No hay mal que dure cien años, No hay mal que por bien no venga. O sea
que la palabra luminoso está bastante
bien escogida. Lástima que su verdadero alcance se desperdicie en la
trivialidad del título completo. Para no ser menos trivial yo me quedo con: la luz al final del túnel.
Dirigida y escrita por David O.
Russell
Basada en el libro The Silver Linings Playbook de Matthew
QuickCon: Robert, Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Jacki Weaver, Chris Tucker, Anupam Kher, John Ortíz, Shea Whigham y elenco
Calificación: 10 (diez)
Tomá el lado optimista
guardalo en la dulzura de tu propia manoy cuando la luz arda en roja llama
entonces encendelo
alumbralo hacia el crepúsculo
dirigilo contra el suelo frío, frío
y que brille hasta que las paredes se derrumben
Nacimos con los ojos bien abiertos
tan vivos y con una esperanza ferozme podés decir por qué ahora
en su estupidez todo terreno
los necios te arrastran una y otra vez hacia abajo
abajo, en la tiniebla profunda
Sepan todos que la luz no duerme
Ingresá al silencio
tomalo en la dulzura de tus propias manosy en el resplandor de la mañana
esparcilo como diamantes
sobre todas estas tierras
luciéndolo como una piel de hierro
Las únicas cosas por las que vale la pena vivir
son la inocencia y la magia
baby
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