jueves, 2 de mayo de 2013

Rufino


Carlos Alberto Rufino nació en Buenos Aires en la primavera de 1947, y al llegar a la juventud de la vida su nombre florecerá como músico bajo el pseudónimo de «Machi». Sostenidas por la longilínea gravedad de sus cuatro cuerdas orbitan dentro del cosmos discográfico nacional una galaxia de canciones esenciales. Todas las de «Invisible», por ejemplo, las de A 18 minutos del sol, Mondo di cromo.


Recomiendo mirar la entrevista que Rolando Graña le realizó por América 24 para el ciclo Tres Fotos. Hay ahí una clase magistral de historia, cultura, composición, trabajo grupal. Una clase magistral de hombría. Una clase magistral de humanidad.
Averiguando si el programa se hallaba ya subido a la web, descubrí que la gente de Revista Hamartia le realizó un reportaje similar, cuyo extracto puede verse a continuación de la letra de Pleamar de Águilas, escrita por el Flaco, cantada por Machi, concebida en el álbum Durazno Sangrando.
Esta entrada está dedicada a él y a su hija, María Laura, que vive en lo más profundo de su corazón, cerquita del sol, de mañana, llegando al cielo.





Cuento las estrellas
en el libro que un Dios me dejó
cuento bien las horas
todo tiempo me disparará
lejos de aquí
atrás del mar
donde la materia es luz y nada más
De allí zarpa el barco lento
pleamar
con el sol a barlovento
pleamar
pleamar
pleamar de águilas
Capitán busco los vientos
antes de llorar
Capitán conserva el rumbo
antes de soñar
Llega pronto pronto a tierra
como el cormorán
si las águilas se esfuman
amanecerá

 


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