«Durante aquellas horas muertas
de Zurich en que contemplaba la cocina de un extraño a través de una lámpara
vulgar, se dijo que quería ser bueno, amable, que quería ser valiente y sabio,
pero todo aquello era muy difícil. También quería ser amado, si esto podía
incluirse en sus planes»
Francis Scott Fitzgerald
(1896–1940)
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